Las pieles con acné o granos y espinillas producen más sebo de lo normal, taponando los poros y formando comedones. Por este motivo los tratamientos anti acné de farmacia se enfocan en la limpieza y la regulación del exceso de sebo para combatir el acné.
La limpieza facial es la base de una piel sana y bonita. Sin embargo no debemos caer en el error de limpiar la piel en exceso. Si lo hacemos provocaremos un rebote en forma de exceso de grasa. El jabón para el acné no debe resecar la piel pero debe eliminar el exceso de sebo y suciedad de la piel. Pueden incluir activos con propiedades antibacterianas para limitar las bacterias involucradas en el acné.
Las cremas anti acné de farmacia son fluidos matificantes y seborreguladores para aportar hidratación a la piel sin dejar residuo grasa.
Además de un limpiador y una crema antiacné, también se debe incluir en la rutina facial un par de exfoliaciones a la semana. En el caso del acné se deben de evitar las exfoliaciones mecánicas o “scrubs” ya que pueden empeorar las lesiones. Las exfoliaciones químicas (con AHA) o enzimáticas son más recomendables.